Mercado del automóvil en México
Ya se extrañan los movimientos publicitarios y el aparataje organizativo del Salón Internacional del Automóvil de México, que en septiembre abría sus puertas. En declive año tras año, todavía en este mes huele al humo de los coches y se respiran los aires innovadores de las tecnologías. Después de tantos tropiezos organizativos, desde 2008 dejó de existir este evento.
México, con una población que excede los cien millones de habitantes y con una de las economías más sólidas del continente americano, posee una amplia flota de coches. Este país es una potencia a nivel mundial cuando se habla de exportaciones de vehículos y resulta el tercer mercado del sector más relevante del continente. Altamente influenciado por la colindancia geográfica con los Estados Unidos, el parque automotor azteca se muestra como un mosaico saturado de matices diferentes.
Influye mucho la compra de coches de “segunda mano” o de tipo chatarra, procedentes del territorio norteamericano, aunque también cabe mencionar la gran cantidad de firmas productoras que encuentran sede en este país, como mismo el creciente número de personas adineradas que desbordan su dinero en lujos automovilísticos. Todo este panorama demuestra la necesidad palpable de que cada año exista un evento que reúna las novedades principales del mercado de los coches.
Tratando de cumplir estas expectativas es que en el gigante centroamericano ha surgido una multiplicidad de eventos que se perfilan de forma independiente como aglutinadores de lo que viene a ser un gran salón del automóvil.
Nombres de ferias y festivales como la Expo Encuentro Técnico México automotriz, el Salón Internacional de la Motocicleta México Santa Fe, la Expo Internacional RUJAC Guadalajara, el SITCA México, el Expo Audio Car y Car Audio México son algunas de las formas que posee este país de rememorar la trascendencia del mundo automotor como catalizador de las economías.
el mismo modo, estos encuentros que se celebran en diversas ciudades mexicanas representan una buena manera de preservar el orgullo azteca como gran país de extensa cultura del automóvil, que incluso presta servicios de organización de algunos de los salones más importantes como el de París, entre otros.