Historia del Salón del Automóvil de Chicago
Cada febrero el Salón Internacional del Automóvil de Chicago recuerda que esta gran ciudad norteamericana, la tercera de mayor población de los Estados Unidos, posee una historia infinita con los coches y un talento como urbe metropolitana indiscutible.
Todo maravilla de Chicago, desde su variable clima que puede llegar a temperaturas extremas como menos 20 grados Celsius o máximas de 36 grados, hasta su vínculo con el día internacional de los trabajadores o el hecho de que el mafioso Al Capone haya vivido por estos lares.
Desde 1901 funciona el Salón del Automóvil en la ciudad, el evento de este tipo más antiguo en los Estados Unidos. Aunque no resulta uno de los más renombrados del mundo, al menos sí reúne algunos acontecimientos que en el sector automovilístico son destacados por los medios de difusión universales.
Algunas características especiales de Chicago le han determinado que su nivel actual de desarrollo en el mundo automotor independiente no sea tan relevante como ocurre con otras ciudades norteamericanas y en otras geografías del globo terráqueo.
Un constante sistema de aviones, autobuses y de trenes las 24 horas del día, así como los más de 160 kilómetros de vías destinadas a las bicicletas, repercuten diariamente en la transportación de millones de personas que de lo contrario tendrían que acudir a la compra de un medio propio para moverse, lo que sería otra de las agravantes para la contaminación ambiental de la ciudad, para el gasto de combustible y para el desembolso de un dinero que mucha falta hace a una parte de la población.
Una de las novedades principales de este Salón fue la presentación del Chevrolet Cruze diésel lo que convierte a General Motors (GM) en el primer fabricante estadounidense que recupera este tipo de motores para uno de sus automóviles, luego de que todas las firmas norteamericanas habían abandonados el diesel para sus turismos. Hubo otras sorpresas que a lo largo de esta página iremos desarrollando.
